Los leucocitos son células de la sangre, propias del sistema inmunitario.  Cuando centrifugamos la sangre a la velocidad adecuada aparece una capa de color blanco en la que se acumulan los leucocitos; de ahí que también sean conocidos como “glóbulos blancos”.  Hay más de un tipo de célula que se considera un leucocito: linfocitos, neutrófilos, basófilos… te contamos cuáles son y qué funciones cumplen.

¿Qué son exactamente los leucocitos?

Los leucocitos son un grupo de células variado. En la sangre se considera normal tener entre 4 mil y 11 mil glóbulos blancos por microlitro (a veces se informa como 11000-4000 por milímetro cúbico). Tener menos puede ser indicativo de un problema, tener más tampoco es deseable. Una persona normal produce alrededor de 100.000 millones de glóbulos blancos al día para satisfacer esta necesidad.

¿Qué tipos hay?

Hay muchos tipos de leucocitos. Una clasificación muy sencilla se basa en la presencia o no de gránulos, inclusiones que se ven como un “punteado” cuando se ven las células al microscopio: granulocitos o agranulocitos. Los granulocitos son los basófilos, eosinófilos y neutrófilos, mientras que los agranulocitos son los monocitos y los linfocitos.

Veamos algunas características básicas:

  • Neutrófilos. Son de las primeras células que reaccionan frente a una infección y están entre los leucocitos más numerosos. Almacenan una variedad importante de productos químicos (enzimas, moléculas mensajeras, etc) que, al ser liberados en un sitio donde se está produciendo una invasión, atacan la estructura extraña y “llaman” a otras células de defensa.
  • Linfocitos. Por número, es el segundo gran grupo de células blancas de nuestro organismo. Hay dos grandes tipos de linfocitos: los linfocitos B, involucrados en la generación de anticuerpos, y los linfocitos T, involucrados en la eliminación de células infectadas, las células cancerosas y el control de las reacciones inmunitarias.
  • Monocitos. Los monocitos son una forma celular de “reserva”; frente un ataque externo, o frente a células muertas propias que hay que retirar de nuestro cuerpo, los monocitos salen de la sangre y van al tejido correspondiente. Allí serán capaces de evolucionar a macrófagos, células especializadas capaces de limpiar una zona fagocitando (“metiendo en su interior”) al atacante o a la célula muerta. Una vez en su interior, el mácrófago vuelca encima del producto fagocitado moléculas altamente oxidantes que inactivan y destruyen el material fagocitado.  Y no sólo eso: los macrófagos también son capaces de “avisar” a otras células que se está produciendo un ataque y pueden “mostrar” esos restos que limpian a otras células, de modo de poder generar anticuerpos específicos contra virus o bacterias.
  • Eosinófilos. Montan la principal defensa contra los parásitos. También están involucrados en procesos de alergia. Junto con los basófilos, es el grupo de leucocitos menos abundante de la sangre.
  • Basófilos. Son menos de un 1% de los leucocitos. Contienen histamina, molécula fundamental para el sistema inmune. Están involucrados en la defensa contra parásitos y en las reacciones alérgicas, en la piel atópica y en el asma.

¿Qué problemas de salud se asocian a ellos?

Hay varios problemas de salud asociados a una síntesis incorrecta de los leucocitos, entre ellos:

  • Leucocitosis. Sucede cuando hay más leucocitos de los que tiene que haber (11000 por microlitro de sangre). Puede ser general o puede ser de un grupo de células en particular. Es normal durante procesos infectivos, pero puede ser un problema de salud si sucede por otras razones.
  • Leucopenia. Es la disminución del recuento de glóbulos blancos por debajo de 4000 por microlitro. Puede ser general o puede ser de un grupo de células en particular. Si es un descenso muy ligero puede no tener consecuencias, pero si el descenso es importante suele acompañarse de infecciones frecuentes.

Será el médico el que, revisando la analítica, le dará importancia (o no) a estas alteraciones. También hay problemas asociados al funcionamiento de los leucocitos: alergias, enfermedades autoinmunes o infecciones recurrentes están asociadas a una desregulación del buen funcionamiento de los leucocitos.

¿Hay algún producto que ayude a los leucocitos?

No hay nada “específico” para ayudar al buen funcionamiento de los leucocitos. En ausencia de enfermedad la nutrición es fundamental: las proteínas variadas, las frutas y las verduras nos proveen los aminoácidos, los minerales y las vitaminas necesarias para sintetizar los glóbulos blancos que necesitamos. Si crees que tu dieta no es adecuada, o que necesitas “algo” para mejorarla, puedes hablar en tu farmacia de confianza. Allí sabrán recomendarte algún producto que te pueda resultar de utilidad (si es que lo necesitas realmente) y sabrán aconsejarte para mejorar tu dieta.

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