Cuando un cliente entra a la farmacia y pide “las vitaminas del sol” usualmente está pidiendo uno de estos dos productos:
Las vitaminas que se utilizan en productos que permiten mejorar los resultados de la exposición a la luz solar son las vitaminas C, D y/o E, y se utilizan en combinación con otros productos como carotenoides o extractos de plantas. Si deseas saber más sobre nutricosméticos puedes leer este artículo.
Si hablamos de LA vitamina del sol entonces estamos hablando de la vitamina D. A la vitamina D se la llama la “vitamina del sol” porque una de las fuentes de vitamina D está relacionada con la luz solar.
Los humanos podemos obtener la vitamina D de dos maneras:
Nuestro cuerpo transforma los alimentos que ingerimos y, a través de rutas metabólicas complejas, produce una molécula llamada 7-dehidrocolesterol. Cuando esta molécula es sintetizada en la piel toma contacto con la luz ultravioleta B, produciéndose una reacción química que la transforma en pre-vitamina D3. El calor de la luz solar culmina la reacción y transforma a la pre-vitamina D3 en vitamina D3.
Se ha visto que los niveles de vitamina D en sangre están influidos por factores relativos a la piel y al clima:
Pero estos datos no deben entenderse como un “vía libre” para no cuidarnos de la radiación solar. Es verdad que necesitamos radiación solar en pequeñas cantidades para sintetizar vitamina D, pero en cantidades mayores sin protección solar nos exponemos al riesgo de desarrollar quemaduras a corto plazo y a un mayor riesgo de cáncer de piel a largo plazo.
Usualmente la exposición de la cara y los brazos durante 10- 15 minutos un par de veces por semana suele ser suficiente para sintetizar toda la vitamina D que necesitamos, pero debido a todos los factores que influyen es difícil decir cuánto tiempo al sol necesita realmente cada persona en particular.
El uso de suplementos con vitamina D es cada vez más usual, sobre todo en niños y en mujeres postmenopáusicas: si hay carencia de vitamina D los niños pequeños pueden desarrollar raquitismo, y en el caso de las mujeres, aumenta el riesgo de osteoporosis.
Si crees que por algún motivo tu dieta está escasa de vitamina D puedes valorar con tu médico o tu farmacéutico la posibilidad de utilizar vitamina D extra. Eso sí, sin pasarse, porque el exceso de vitamina D también puede ser un problema; de ahí la importancia de valorar con un profesional de la salud la suplementación con esta vitamina.
No siempre. Factores como el tono de piel, la latitud, la estación del año o la ropa pueden limitar la producción de vitamina D. En algunos casos, se recomiendan suplementos.
Si perteneces a grupos de riesgo (como niños pequeños, mujeres posmenopáusicas o personas con poca exposición solar), es recomendable consultar a un profesional de salud para valorarlo.
Sí. Un exceso de vitamina D puede ser tóxico y causar problemas de salud. Es importante no automedicarse y seguir la dosis recomendada por un profesional.
No. También se puede obtener a través de la dieta (con alimentos ricos en vitamina D) y con suplementos, especialmente si la exposición solar es insuficiente.
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