Salud

Dieta Keto. ¿Puedo seguirla?

Perder peso de forma fácil, sana, cómoda y sin efecto rebote no es sencillo. Muchas dietas se han ido poniendo de moda: Atkins, Dukan, Scarsdale… y últimamente se escucha mucho sobre la dieta cetogénica o dieta keto. ¿Qué es exactamente la dieta keto? ¿quién puede hacerla? ¿vale la pena intentarlo? Hablamos de todo esto en este artículo.

¿Qué es la dieta keto?

La dieta cetogénica es una dieta antigua. Su origen se remonta a principios del siglo XX, cuando a través de esta dieta se intentaba controlar la epilepsia infantil. Tuvo buena aceptación hasta que se crearon los medicamentos antiepilépticos a mediados del siglo XX y cayó en desuso. Recientemente, con la epidemia de obesidad que estamos sufriendo, se la “rescató” como medio para bajar rápidamente de peso.

La dieta keto es una dieta con alto contenido de grasas saludables, moderada en su contenido proteico y muy baja en carbohidratos. Las proporciones suelen ser hasta 80% grasas, 30-35% de proteínas, y no más de 50 gramos de carbohidratos en un día (menos de 20 en la forma más estricta). Parece poco lógico ¿grasas cuando queremos adelgazar? ¿no son las grasas los alimentos que más energía aportan? Tiene su lógica, si “tiramos del hilo” de nuestro metabolismo.

¿Por qué funciona la dieta keto?

La dieta keto impulsa dos cambios importantes en nuestro organismo:

  • Baja la secreción de insulina, la hormona encargada de iniciar el metabolismo de los carbohidratos. ¿Para qué secretar esta hormona, si no hay azúcares para metabolizar?
  • Bajan las reservas de glucógeno. El glucógeno es una forma de almacenar energía. Se almacena en el hígado a partir de la glucosa “extra” que consumimos y no gastamos. Frente a la falta de glucosa en la dieta, el glucógeno es la forma rápida que tiene el cuerpo para conseguir glucosa.

Sin reservas de glucógeno y sin insulina en sangre, nuestro cuerpo inicia dos rutas metabólicas:

  • Gluconeogénesis. Es la síntesis de glucosa a partir de ácido láctico, glicerol y aminoácidos. Esta ruta, aunque rápida, no basta para mantener el consumo de energía de nuestro organismo.
  • Cetogénesis. El cuerpo metaboliza las grasas almacenadas para crear moléculas pequeñas llamadas cuerpos cetónicos: aceto-acetato, acetona, y beta-hidroxibutirato. Estas moléculas pueden ser utilizadas como fuente de energía alternativa a la glucosa. Cuando falta glucosa durante una temporada larga, el cuerpo recurre a esta vía metabólica para mantenerse. El nombre “keto” es una forma cómoda de referirse a los cuerpos cetónicos (del inglés ketonic bodies)

Así, restringiendo la cantidad de carbohidratos y dando mayoritariamente grasa como fuente de energía, el cuerpo se mantiene en un estado continuo de quema de grasa. Como las grasas, las proteínas y las verduras recomendadas en este tipo de dieta son muy saciantes, lo usual es disminuir la cantidad de comida que se ingiere y el cuerpo “tira de reservas”, estimulando la pérdida de peso. Además, como esta vía mantiene a raya el metabolismo de las hormonas relacionadas con la ingesta de carbohidratos, se evita el tan temido hambre o “necesidad de picar” que aparece en las dietas hipocalóricas mal llevadas a cabo. 

¿Quiénes pueden hacer una dieta keto?

La dieta keto tiene pocas contraindicaciones. Algunos grupos que no deberían recurrir a la dieta keto son pacientes con:

  • Pancreatitis.
  • Fallo hepático.
  • Problemas metabólicos relacionados con la utilización de grasas.
  • Porfiria.

Otros grupos que deben consultar a su médico antes de comenzar una dieta keto son:

  • Pacientes diabéticos. Al bajar la glicemia con la dieta es importante hacer un correcto seguimiento de los cambios y ajustar la medicación si el cuerpo lo requiere.
  • Pacientes hipertensos. Si las cifras de hipertensión mejoran con la pérdida de peso será importante ajustar la medicación, evitando así un episodio de hipotensión.
  • Embarazadas y madres lactantes. En estos casos es importante mantener un buen equilibrio nutricional, por lo que una dieta de adelgazamiento (cualquiera) debe ser controlada por un profesional.

Por norma general recomendamos hablar con un profesional de la nutrición antes de intentar una dieta de pérdida de peso, sobre todo en este caso. No solamente hay que planificar bien los menús en término de relación grasa/proteína/carbohidrato, sino que también hay que asegurar un aporte adecuado de nutrientes.

¿La dieta cetogénica causa problemas de salud?

Se han hecho algunos estudios al respecto, pero no tan robustos como para generar información “indiscutible”. La información de la que disponemos hasta ahora estaría indicando que el colesterol LDL (“el malo”) no suele cambiar, mientras que el colesterol HDL (“el bueno”) tiende a subir y los triglicéridos bajan. Estos números, junto con el control del peso, la menor resistencia a la insulina y el control de la hipertensión estarían indicando un riesgo cardiovascular menor a largo plazo.

Pero cuidado: existe un pequeño porcentaje de la población que responde a la dieta cetogénica aumentando el colesterol LDL (“el malo”) . Ahora bien, los estudios sobre riesgos asociados al colesterol suelen estar hechos en pacientes que siguen una nutrición “tradicional”, es decir, con mayor cantidad de carbohidratos que la dieta cetogénica ¿significa eso que el riesgo cardiovascular es el mismo, cuando el metabolismo está tan cambiado por la falta de carbohidratos?

Es por estas “dudas” que se recomienda el seguimiento profesional para las dietas de adelgazamiento: hay que saber en qué lugar está cada uno de nosotros y, si la dieta cetogénica no es la adecuada, se buscarán opciones que sí lo sean para lograr reducir de peso.

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