Salud

¿Por qué sudamos?

Por qué sudamos

El sudor es una función corporal con más de una utilidad y hoy te explicamos por qué sudamos. Puede parecer un incordio, ya que el olor o las manchas en la ropa pueden generar un problema social para la persona que suda mucho, pero en realidad es fundamental para nuestra vida poder sudar correctamente.

¿Qué es exactamente el sudor?

Es un líquido secretado por las glándulas sudoríparas. Existen diferentes tipos de glándulas:

  • Glándulas ecrinas. Son glándulas distribuidas a lo largo de todo el cuerpo, particularmente abundante en la zona de la planta de los pies, las axilas, la cara y la palma de las manos. Se activan en la infancia y se mantienen funcionando a lo largo de toda nuestra vida.
  • Glándulas apocrinas. Se encuentran en las axilas, zona perianal, labios mayores femeninos y zonas del prepucio y escroto masculinos, cara y cuero cabelludo. Se activan en la adolescencia, cuando comienza la producción de hormonas.
  • Glándulas apoecrinas. Se descubrieron recientemente; se publicó su descripción en el año 1987, mientras que las otras dos ya se conocían a final del siglo XIX-principio del XX. Solo se las encuentra en las axilas y su función aún no es muy conocida.

Las glándulas ecrinas pueden secretar entre 500 y 750 ml de sudor al día. Este sudor es un líquido claro, acuoso, rico en cloruro de sodio (NaCl o sal), aunque también contiene minerales como el potasio, hierro o cobre en mucho menor cantidad, así como algunas moléculas orgánicas como el lactato, la urea y otros desechos metabólicos.  En cambio, las glándulas apocrinas secretan un líquido viscoso, rico en lípidos, moléculas orgánicas y amoníaco.

¿Por qué sudamos?

El sudor cumple más de una función en nuestro organismo que explica por qué sudamos:

  • Termorregulación. Nuestro cuerpo genera calor cuando hacemos ejercicio y absorbe calor cuando nos exponemos a una fuente de energía térmica (sol, fuego, etc.) El calor generado, si no lo disipáramos, subiría nuestra temperatura corporal hasta niveles incompatibles con la vida. Transmitir calor desde nuestro cuerpo hacia el sudor hace que el sudor se evapore y que la temperatura corporal baje.
  • Aclimatación a temperaturas cálidas. La composición del sudor cambia según sube o baja la temperatura ambiente, evitando pérdidas excesivas de sodio y cloruro y alejando el riesgo de deshidratación.
  • Mantenimiento de la función barrera de la piel. La urea y el lactato secretados por las glándulas ecrinas son capaces de retener agua, permitiendo que el estrato córneo de la piel se mantenga hidratado.
  • Defensa antimicrobiana. Recientemente, se ha descrito que algunas moléculas orgánicas presentes en el sudor tienen una cierta capacidad antibacteriana, lo que podría ser un rol de defensa frente al ataque de bacterias patógenas.
  • Detoxificación. Esta función aún no ha sido confirmada porque los estudios que la demuestran tienen importantes problemas metodológicos, pero tampoco puede descartarse. Se ha visto que el sudor arrastra consigo moléculas que son desechos metabólicos como la urea, o moléculas que captamos del medio ambiente y son contaminantes en vez de nutrientes como el etanol (el sudor intenso también es un síntoma de resaca), los metales pesados o el bisfenol A. Queda por definir aún el impacto que esta secreción tiene en nuestra salud.

Como ves, el sudor es fundamental para nuestra buena salud. Pero de todas las funciones mencionadas, la más importante es la termorregulación.

¿Qué pasa si no sudamos?

Algunas situaciones pueden disminuir nuestra capacidad de sudar: pasa con algunos medicamentos (ej.: antidepresivos tricíclicos, algunos antipsicóticos), con algunos problemas de salud (ictiosis, esclerosis múltiple) o cuando se producen daños a la piel de diferente etiología (radiación, quemaduras). Sudar menos de lo necesario, o incluso no poder sudar, genera intolerancia al calor. Las personas que sufren de hipohidrosis o de anhidrosis pueden sufrir un golpe de calor, ya que una mala termorregulación permite llevar la temperatura corporal a 40 ºC o más. Estas temperaturas causan daño al cerebro, músculos y órganos internos, incluso causan la muerte. Buscar un “plan B” para facilitar la termorregulación, como rociarse regularmente con un spray de agua o evitar exponerse a fuentes de calor, es fundamental en estos casos. También es importante tratar la causa de la hipohidrosis, en los casos en que es posible.

Artículo redactado por:
Lorena Crosa
Lorena Crosa

Lorena Crosa es licenciada en Química y Farmacia en la Universidad de la República (2000 – 2004). Se ha formado como profesora técnica de Química en el Instituto Normal de Educación Técnica (2004-2005). Cuenta con estudios de postgrado en Ciencias en la Universidad Camilo José Cela (2009) y posteriormente ha realizado un segundo grado de carrera de Farmacia en la Universidad de Barcelona (2010 – 2013).

Su experiencia laboral se ha centrado en el campo de la ciencia, dentro de hospitales como científica de laboratorios clínicos (2005 – 2007), así como docente de educación química en distintas universidades como el CEPRODIH y la Universidad de la República.

Tras licenciarse en su segunda carrera de Farmacia, centró su experiencia en las oficinas de farmacia, además de trabajar como consultora técnica en empresas de la industria farmacéutica.

En Farmacias Ecoceutics, Lorena Crosa ha sido un miembro activo y de gran valor desde 2018 hasta la actualidad, siendo la responsable de contenidos de la empresa haciendo uso de su expertise.

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